“Give me absolute control
over every living soul,
and lie beside me, baby,
That,s an order”
The Future
Leonard Cohen
¿La Democracia en México está en peligro? ¡Sí!, siempre lo ha estado, desde aquel lejano año 2000, en el que parecía que un sistema político de partido hegemónico llegaba a su fin, desde ese primero de diciembre de aquel inicio de milenio, la Democracia en México ha estado en peligro.
Se ha nutrido, es cierto, no todo parece malo, se crearon nuevas instituciones y la mira era darle más herramientas de participación a la ciudadanía, una participación que si tuviese peso. El botón de ejemplo fue sin duda el Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 11 de junio de 2022, mediante el cual se instruía la creación del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), este gran paso, no solo ponía en el centro a la ciudadanía (insisto), sino que garantizaba un derecho, y sentaba las bases para la concepción de un Gobierno Abierto.
¿Les parece poco? Analicemos un poco más. El país consideraba también aspectos económicos de importancia que mantenían y lograban una estabilidad importante, para ese entonces, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), permitía y exigía que la estabilidad del régimen de Gobierno permeara todas las actividades y contextos sociales.
La ironía de todo esto es que es el neoliberalismo lo que ocasionó y provocó esta dinámica, pues la Administración Pública también se transformó, paso de ser un ente pasivo, completamente burocrático a consolidar la tendencia hacia la gestión pública, reavivando sus cualidades más importantes, generar bienes y servicios eficientes y eficaces, así como la resolución de problemas.
Si su lectura ha llegado a estas altura y aún no se desespera, es menester que sepa que sí hubo una cuarta transformación de la vida pública del país, y esa se centra en una figura muy estigmatizada, Carlos Salinas de Gortari. (tómese su tiempo para asimilar esta noticia)
Pero bueno, demos un salto importante, porque entre buenas y malas decisiones al respecto, la Democracia en México se había mantenido estable y en crecimiento (nada más no le digan a Peña Nieto que él fue el que comenzó la caída).
2018, si, ese año, no solo es un momento que marca la historia, nos guste o no, si no también el comienzo de una seguidilla de sucesos que tienen hoy a muchos rasgándose las vestiduras, anunciando a los cuatro vientos y los 7 mares un acabose sin retroceso, ni señal de esperanza, ilusos, vociferadores.
La cosa no es tan así, (llámeme optimista si quiere, pero aquí nada de lo que le digo está sin sustento), sí, en efecto es preocupante lo que Andrés Manuel pretende con su paquete de reformas; sin embargo, hay matices que es necesario considerar antes de calificar o señalar cosas y eventos que no han sucedido, esto ya lo hemos vivido, venimos de ahí, entonces, no hay ni habrá nada nuevo bajo el sol.
Pero antes de seguir, les recuerdo que la Suprema Corte ya estuvo bajo el poder del ejecutivo durante muchos años, los magistrados carecían de independencia, tanto en su actuar como en sus sentencias, la línea estaba marcada, se instauraban magistrados y jueces a modo del poder; era el sexenio de Ernesto Zedillo (incluso anteriores).
Estos son los tiempos que se ven en lontananza, aunque creo que omitiendo las facultades meta-constitucionales del ejecutivo, solo para guardar las formas democráticas.
Ahora sí, regresemos al presente, el paquete de reformas enviadas por el presidente cumplen con dos funciones claras, allanar el camino para consumar una venganza contra lo que él considera la derecha, los neoliberales, los golpistas, mismos que solapa mientras le rindan pleitesía.
Reitero, la Democracia si está en peligro, no a causa de las reformas de Andrés Manuel, esas son solo la consecuencia, porque hay que decirlo, la posición del presidente se fue extremando con los años, tras un cúmulo de fracasos y malas decisiones al interior de su partido (el cash si conlleva consecuencias) su psique se fue llenando de un rencor que hoy tiene como resultado el hecho de que no le importe ninguna estabilidad más que la de su movimiento.
Y claro que estos movimientos tienen una explicación. ¿Recuerdan que en la entrega pasada les explicaba sobre el Democracy Index? Bueno, aquí es donde toda esa información toma forma.
Sin duda, al aprobarse la reforma judicial se ponen sobre la mesa dos puntos importantes, por un lado, la creación de un poder del Estado a modo, y por el otro, el impulso de la participación ciudadana (el pueblo pues) para legitimar ese nuevo poder a modo.
Pero, ¿En qué sentido? Vamos a explicarlo.
Todos los sistemas o regímenes de gobierno son sumamente endebles o muy fuertes, depende claramente de diversos factores, mismos que al confluir en sinergia pueden mantener o no la estabilidad del mismo.
En el caso de la Democracia (y para no meternos en tanta bronca teórica) digamos que los pilares fundamentales para su funcionamiento se hayan en el conflicto y en la participación; y el cómo se interactúa con ellos y cómo estos se comunican entre sí influirá de manera directa en si se logrará lo que se busca o no.
Vamos a explicar este posicionamiento teórico de una forma más amplia.
Cuadro 1.1.
El cuadro que se presenta es sumamente necesario y claro, necesario porque nos ofrece una idea del funcionamiento y vulnerabilidad de los regímenes y claro porque nos ilustra de manera muy didáctica la importancia que tiene la sinergia de ambos ejes en el quehacer de la Democracia para los Estados.
Pero ¿A qué ejes nos referimos? por un lado tenemos el debate público, es decir, la forma en la que la ciudadanía aborda la cosa pública, cómo y con qué herramientas discute e incide en la toma de decisiones (sí, más allá del voto), y luego está la participación, ese quien sabe qué, que todos anhelan, pero que pocos entienden y están dispuestos a ejercer, a saber, la participación oscila entre pedirte tu opinión, sufragar en plebiscitos, referéndums, elecciones, o simplemente señalar preferencias, y por eso es que participar no solo es alzar la mano.
Abordemos esta explicación desde ese eje, el de la participación y ya iremos viendo cómo es que la comunicación de ambos se refleja directamente en la calidad de la Democracia y por supuesto, el funcionamiento del gobierno.
Los mecanismos para que la ciudadanía participe son variados y algunos poco practicados, el voto es sin duda el más conocido, y en el que se deposita ese concepto que llaman soberanía (muy mal entendida, pero sobre todo, muy mal aplicada para situaciones en las que nada tiene que ver el ciudadano) pero ahí anda, en boca de todos. Además del voto tenemos otros mecanismos al alcance; plebiscitos, referéndums, consulta, revocaciones, asambleas vecinales y formación de espacios públicos, que generalmente caen o recaen en Organizaciones no Gubernamentales, Asociaciones Civiles, Religiosas o Políticas, hablando de este último aspecto, los Partidos Políticos también son una forma aún más directa de participar en la cosa pública.
Entonces, si tenemos todos estos mecanismos a la mano ¿Cuál es el problema con ello? La respuesta es muy directa, el exceso de ella, ¿Por qué? Porque participar en esto o en aquello sin discriminación, diluye la democracia, la hace líquida, pero también extermina la posibilidad de que el ciudadano discuta, delibere, logre consensos, mismos que permitirían la conformación de una masa crítica que indicaría al gobierno que problemas (de toda la infinitud que existen en una sociedad) son los más urgentes de atender y cuales otros pueden ser observados a mediano y largo plazo.
Este exceso tiene como resultado, que las acciones que el gobierno genere estén basadas más en la popularidad que en lo racional, o lo que algunos conocen como decisiones populistas.
Otro problema con la sobre-participación es la inmediatez, y esta si va muy ligada a la manera en la que se delibera y se discuten los quehaceres y los derroteros que se debe tomar para la conformación de soluciones y la toma de decisiones. A saber, cuando instrumentos de participación directa se ponen en práctica en universos democráticos amplios, la eficiencia del instrumento y de la participación se reduce; expliquémoslo mejor y con algo muy ilustrativo, comida.
Imaginen que tienen que comprar un pastel para una fiesta de cumpleaños, para esta tarea hay cuatro personas que deliberan y concluyen que dicho pastel puede ser de chocolate o de vainilla; pues bien, en ese universo pequeño, la posibilidad de incidir en el sabor del pastel es equivalente; es decir,1/4. Para resolver tal dilema se decide realizar una votación a dedo alzado y de forma directa que tendrá como resultado la elección del sabor para la mencionada fiesta.
Los resultados son los siguientes, 2 personas votan por sabor chocolate, una por vainilla y la restante aún no sabe que sabor elegir. Ya en este nuevo dilema, las dos personas que se decantaron por el chocolate tratan de persuadirle para que elija el sabor que ellos promueven, aquí ya hay un grupo mayoritario que presiona a uno minoritario para que este decida de manera pronta sobre una cuestión que (para fines del ejemplo) resulta importante. Dicha presión resulta y la votación queda con 3 personas a favor del sabor chocolate y 1 por el de vainilla.
En este ejemplo, con un universo de participantes pequeño se puede acceder de manera directa a participar activamente, es incluso, bastante eficiente; sin embargo, como se puede observar, el tiempo para discutir pros y contras de la deliberación es escasa o completamente nula, de esta forma, al participante se le plantea la idea de formar parte de la toma de decisiones, pero no es parte de la toma de decisiones; a grandes rasgos, solo le piden su opinión.
Ahora muevan este pequeño ejercicio a un universo electoral de 100,000,000 de personas; las posibilidades son infinitas, y los grupos que se pueden formar para influir de manera directa o indirecta en la opinión del electorado, también, de manera obvia, no existe espacio para discutir costo-beneficio de una decisión derivado del hecho de que dichas opciones ya fueron propuestas por un ejercicio ajeno a la conformación de la masa crítica necesaria para la integración de la agenda pública que los lleve a ese punto.
En términos más estrictos, tu poder de decisión directa en una democracia de 100.000.000 de personas es de 1/100,000,000, una nada.
Les dejo un pequeño listado de referencia para que ustedes mismos analicen qué estamos perdiendo y qué estamos ganando con toda esta…retórica, por decir lo menos.
Algunos requisitos para que se dé la democracia entre un gran número de habitantes.
1. Libertad de asociación.
2. Libertad de expresión.
3. Libertad de voto.
4. Elegibilidad para el servicio público.
5. Derecho de los líderes políticos a competir en busca de apoyo.
a. Derecho de los líderes políticos a luchar por los votos
6. Diversidad de fuentes de información
7. Elecciones libres e imparciales
8. Instituciones que garanticen que la política del gobierno dependa de los votos y demás formas de expresar las preferencias.
Entonces, las ventajas que nos ofrece tener la posibilidad de que el ciudadano discuta, abierta y libremente sobre los temas que de alguna u otra manera le aquejan y afectan, son variadas, primero porque eso significaría un ejercicio democrático más plural y más nutrido, segundo, por la información, pues con el tiempo suficiente, cada ciudadano desde su fuero interno puede acceder a la posibilidad de crear un criterio consciente sobre la situación que se va a decidir, y aunque existe la posibilidad de la infodemia, escasez de fuentes que brinden dicha información, incluso de grupos de presión, este aún puede, a través de ese espacio público, ejercer ese criterio conformado por el análisis de las circunstancias, primero personales, luego sociales, y poner sobre la mesa con claridad las virtudes o excesos de lo que se discute.
En conclusión, una relación sana entre el debate público y la participación conlleva a mantener un conflicto necesario que nutre a la democracia y a su desarrollo.
En este sentido, las reformas enviadas por el presidente de la república, tratan de incentivar la participación ciudadana so pretexto de “fortalecer la democracia”; poniendo el dedo sobre una falacia narrativa que centraliza en el “pueblo”, toda responsabilidad del quehacer gubernamental, que chapuceros.
Este fenómeno claro que tiene nombre y es lo que está gestándose con la reforma judicial, en específico con la parte que permite que un puesto con esa especialización técnica sea votado de forma popular sin la información suficiente para que ese “pueblo” tome una decisión consciente y debidamente sustentada, insisto, se prima la participación sin discusión, sin deliberación, moviendo el avance de una democracia joven hacia lo que se conoce como “hegemonía representativa” (cuadro 1.1).
Lo que termina de cerrar esa pinza es la desaparición de organismos autónomos, que bien o mal, funcionan como contrapeso institucional, eso que llaman transpararencia pues.
El fin último de todo esto es un engaño, un espejismo, una mera utopía que contraviene lo dicho por Eduardo Galeano respecto de la utopía, pues con los autoritarismos las utupías no sirven para caminar, pues se le han amputado las piernas a quien se supone debe impulsarla, el ciudadano. (Esta parte no es promoción para el programa de la próxima jefa de gobierno de la CDMX con el mismo nombre, pero si ella quiere, si puede ser promoción, con su respectiva beca del bienestar o ya de últimas un huevito con “casun”)
Sin duda esto les da un norte sobre la verdadera transformación que se está impulsando, y no es desconocida para muchos. Bienvenido sea el PRI.
Pd. En la última parte del tríptico tiraremos los fantasmas de dictaduras y Venezuelas.
Ciudad Utopías a 9 de septiembre del año de Nuestro Señor Andrés Manuel López Obrador de 2024.
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