Quienes hemos tenido la oportunidad de platicar con los mexicanos a favor del gobierno, aún nos es difícil entender por qué dejaron de criticar, de pedir resultados y empezaron a justificar todos y cada uno de los errores de la actual administración. Hoy, hacer critica al gobierno se convirtió en un deporte de alto riesgo.
Al referirnos al presidente como mandatario, no significa que él se mande solo, él debe representarnos, aceptar nuestras demandas. Andrés Manuel se comprometió con los mexicanos a respetar y hacer valer la Constitución General de Los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanan.
En las últimas semanas hemos visto como una y otra vez, desde el púlpito mañanero, viola la ley de protección de datos personales, exhibiendo ciudadanos de a píe y periodistas que exigen respuestas claras ante los pésimos resultados en todos los rubros; dejándolos a merced de sus fieles feligreses, quienes siempre están dispuestos a defender y hacer escarnio público en contra de quien se atreva siquiera a criticar los pobres resultados de su amado líder.
Dos ejemplos rápidos: Natalle Kitroeff, periodista y jefa de la corresponsalía del periódico The New York Times en México; su teléfono celular personal fue publicado en una mañanera. Al ser cuestionado por tan irresponsable acción, lejos de entender la gravedad de la situación, se victimizó y resultó ser él el agraviado, pues dicho periódico sacaría un reportaje de investigación donde se vincula a sus hijos y gente cercana con el CO.
María Amparo Casar, directora de mexicanos contra la corrupción y la impunidad; la semana pasada fue exhibida información confidencial de la pensión que recibe legalmente desde el fallecimiento de su esposo, sembrando en la mente de sus súbditos que la doctora es una “corrupta” y, por tanto, cualquier cosa que emane de ella es mentira. Tristemente los adoctrinados aceptaron sin cuestionar los dichos del mandatario.
Sin entender el daño y la repercusión de sus acciones, hoy, obradoristas y amlovers dedican su tiempo a doxear información de ciudadanos que solo pedimos mejores resultados del gobierno, ciudadanos que no tenemos miedo de alzar la voz para denunciar actos corruptos del mismo.
Si el tiempo invertido en investigar y tratar de buscar señalar a cualquier mínimo error cometido por simples ciudadanos de a pie lo invirtieran estos “mexicanos” en exigir mejores resultados al gobierno, otro México sería.
Y señor presidente, si éstas mismas energías destinara a solucionar el problema de inseguridad, falta de agua, feminicidios, falta de medicamentos, escasa atención a la salud, ayudar a madres buscadoras… No, no seríamos Dinamarca, pero tampoco estaríamos viviendo el sexenio con más homicidios, menos recetas surtidas, más feminicidios, más contratos por asignación directa, menos acceso a la información y un interminable sin fin de etcéteras, en la historia del país.
Le recuerdo, señor presidente, que fue usted quien por 18 años se colgó de cualquier suceso catastrófico para sacar raja política y golpetear a quienes estuvieron antes de 2018.
Señor presidente, cuestionar al poder y ponerlo en jaque, lo aprendimos de usted.
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