Finalizó un sexenio que pasará a la historia pero no por los motivos correctos. Sin duda, para todos aquellos que no votamos por Andrés Manuel, hubiéramos querido que nos callara la boca con acciones positivas para el país, con trabajo honesto y transparente, cumpliendo sus promesas de campaña, pero eso nunca pasó.
El México que Andrés Manuel recibía era un México herido, pues Peña Nieto, además de dejar la presidencia con la peor aprobación por parte de la gente, también nos dejó un Ayotzinapa, una casa blanca, un Tlatlaya, la fuga del Chapo, un Pegasus y su espionaje y una crisis de inseguridad sin precedentes. 30 millones de mexicanos confiaron que en manos de la izquierda de Andrés Manuel esto cambiaría, pero solo bastaron sus primeros meses para, en vez de dar soluciones, encontrara excusas y culpables y de alguna forma posicionarse como víctima de todo lo que pasaba en el país.
Recién iniciado el sexenio, el desabasto de gasolina pegó duro en una población que se negaba a culpar al gobierno por ello; la fallida estrategia contra el huachicol, no solo desabasteció el país si no que también cobró víctimas, pues en Tlahuelilpan cientos de personas que recolectaban el hidrocarburo presenciaron la explosión de la toma clandestina. Policías y militares tenían el mandato de no confrontar a nadie, bien pudieron haber retirado a los pobladores pero solo fueron expectadores de la muerte de 93 personas y decenas de heridos. Dando así inicio a un sexenio de inacción por parte de quienes deberían cuidarnos.
Sin entrar en detalles, llegó el "culiacanazo" donde por mandato del presidente se ordena la liberación de Ovidio Guzmán.
Ciudades fronterizas plagadas de migrantes, pues México sirvió de muro de contención de más de 60 mil personas esperando entrar a EU, mientras que Trump celebraba el hecho de doblar fácilmente al presidente de México.
Consultas ciudadanas plagadas de irregularidades, perdida de confianza de empresarios e inversionistas al ver cancelado el NAIM, crisis económica, desaparición arbitraria de 109 fondos y fideicomisos, incluyendo la desaparición del FONDEN. Una pandemia que le cayó como anillo al dedo (palabras de AMLO) dejando más de 600 mil mexicanos sin vida. Violencia y crimen a tope, como nunca antes, cobrando la vida de 199,500 mexicanos. El peor sistema de salud de la historia, pues ni el INSABI ni el IMSS Bienestar lograron que los mexicanos tuvieran una atención médica de calidad; desabasto de medicinas, desatención de niños y mujeres con cáncer y hospitales cayéndose a pedazos demostraron qué Dinamarca está más lejos de lo que pensamos.
El combate a la corrupción solo se quedó en discurso pues el mayor desfalco al gobierno vino de la mano de Ovalle y SEGALMEX, así como de los amigos de Andy.
Hoy cientos de mexicanos viven gracias al pago de derecho de piso, mientras desde Palacio Nacional, los abrazos al CO nunca pararon.
Y como estocada final a un México agonizante, la desaparición de la autonomía del Poder Judicial y la militarizacion del país.
En su último informe AMLO negó toda esta realidad, negó la falta de salud, las masacres, los desaparecidos, la corrupción de su gobierno... Ojalá todos viviéramos en el México de Andrés Manuel, mientras tanto la realidad nos está superando a diario y sobrevivimos al peor presidente de la historia. Toca iniciar un nuevo sexenio que promete ser el segundo piso de esta pesadilla.
Dios cuide a México.
Lo único que si cumplio en anciano miserable fue eso de.... AL DIABLO CON SUS INSTITUCIONES
Pensaran que soy negativa pero no tengo ninguna esperanza para este nuevo sexenio. El discurso de Sheinbaum fue escuchar a López Obrador en 2018, con un país militarizado, se acabó la libertad.