"La última y nos vamos..."
"…y bájenle una rayita a su prepotencia.”
-Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.
En este tono irónicamente prepotente respondió el pasado 23 de febrero el presidente de México a Jesica Zermeño, reportera de Univision, después de cuestionar al mandatario sobre la divulgación del número telefónico de la reportera del New York Times Natalie Kitroeff, luego de la publicación de un reportaje que vincula al propio Obrador, a familiares y colaboradores con el narcotráfico.
-"Mire, si la compañera está preocupada porque se dio a conocer su teléfono. Que cambie su teléfono. Otro número, ya".
Fue la solución burlona que otorgó el presidente a la reportera, como si fuera una cosa menor. Tal parece que al #NarcoPresidenteAMLO se le olvida que durante su mandato han sido asesinados al menos 43 periodistas, y que, en el diario acontecer nacional, el ser periodista en México se considera una profesión de alto riesgo, equiparable al riesgo que sufren los corresponsales de guerra en países como Afganistán.
El rey de las soluciones fáciles, como "abrazos no balazos" o las estampitas religiosas para detener el COVID-19, nos demuestra una vez más a ti y a mí que por encima de cualquier ley, incluso la propia constitución, está la suya. Si se meten con sus comodinos bodoques del bienestar, desatará su ira sobre cualquiera, y con su dedo flamígero agitará las aguas del odio para enviar a su horda de "solovinos" (como amorosamente llama a sus seguidores) para que acosen, intimiden y amenacen a todo aquel que se haya atrevido a tocar su ególatra ser.
Para rematar y cerrar con broche de oro su de por sí verborreica respuesta, como es su costumbre, capitalizó la discusión en otro derroche de: “cómo hacer que todo se trate de mí”, llorando y gimoteando como actriz de telenovela su triste vida, preguntando quién le repararía el daño moral a él y a sus hijos por calumniarlo sin pruebas. Aclaró que, por encima de la ley de protección de datos personales, está la autoridad moral y la autoridad política, que, por supuesto es él mismo, e insistió sin empacho en que volvería a revelar datos personales de reporteros mientras considere que está en riesgo la dignidad del presidente de México. Curiosa afirmación, ya que el propio López Obrador se encarga a diario de ridiculizar la investidura presidencial. No olvidemos sus sonoros rugidos producidos en vivo por su presidencial trasero. En fin, la hipocresía.
Por último, esperemos que estas reporteras no sufran algún daño causado por la indiscreción de aquel que juró guardar y hacer guardar las leyes hace 5 años.
Y a todo esto ¿veremos los videos de sus hijos recibiendo dinero del narco?
Eso es lo que trata de ocultar al ser hoy la víctima.